Tecnología, globalización, nuevos espacios arquitectónicos, formación constante de alumnos y profesorado son sólo algunas de las tendencias que están marcando la educación en el siglo XXI.
La Cumbre Mundial para la Innovación en Educación de 2015 (WISE, por sus siglas en inglés) celebrada en Doha (Qatar) concluyó que los sistemas educativos de todo el mundo sufrirán grandes modificaciones hasta 2030.
Unos cambios que están impulsados por las nuevas tecnologías, internet y la globalización al afectar de manera irremediable en la forma de aprender y enseñar.
Esta nueva forma de entender la educación y el aula afecta a los agentes implicados directamente, como son los profesores y los alumnos. Pero también a los espacios donde se desarrollan las clases.
En el futuro, el funcionamiento de las aulas no va a ser equiparables a las del pasado. Todo lo contrario. Van a sufrir grandes transformaciones para hacer frente a un cambio de modelo con el que se pretende educar a los futuros ciudadanos del mundo.
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